Venciendo la Violencia Doméstica en una Comunidad Amazónica a través de Talleres Educativos

 

El camino de una mujer para cambiar su comunidad familia por familia

 

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Mari Luz Yaicate Ahuanari es una mujer de la comunidad de 9 de Octubre, localizada en la Amazonía peruana. Ella y su pareja han vivido por mucho tiempo en la comunidad, hasta que un día, comenzó a darse cuenta de que habían problemas serios de convivencia entre las familias: observó que muchas parejas jóvenes se maltrataban entre sí, gritaban en la calle y la comunidad estaba repleta de chismes sobre esposos borrachos. A Mari Luz, esto le pareció desagradable y nocivo para su comunidad.

 

A pesar de estas grandes preocupaciones, Mari Luz no se atrevía a intervenir en la vida privada de sus vecinos para brindar consejo. En aquel momento, le daba vergüenza participar en las asambleas de la comunidad porque la idea de hablar ante un público numeroso la intimidaba. Sentía que sus ideas serían cuestionadas y rechazadas y, como había visto lo que les pasaba a otras mujeres, no se atrevía a intentarlo.

 

Tampoco se sentía cómoda con la situación en su casa. Aunque ella y su pareja trabajaban juntos en una chacra, él no la ayudaba en absoluto con las tareas de la casa. Después de un largo día de trabajo, volvían a casa y él descansaba en una hamaca mientras ella se esforzaba por terminar todas las tareas domésticas. Al día siguiente, tenía que levantarse y trabajar en la granja. ¡No tenía descanso!

 

Mari Luz no se sentía apoyada ni en su casa, ni en la comunidad. Tenía que lidiar con todos estos problemas sola. Hasta que un día, Minga Perú llegó a su comunidad. Después de escuchar a las otras mujeres de la comunidad hablar de Minga, Mari Luz se animó a asistir a los talleres de empoderamiento de Minga para convertirse en una promotora comunitaria. En los talleres, recibió información sobre temas importantes como la prevención de enfermedades endémicas, la comunicación en el hogar, los derechos humanos, la protección del medio ambiente, entre otros, y además recibió herramientas para participar activamente en su comunidad. Este nuevo conocimiento la hizo sentir verdaderamente empoderada.

 

En los talleres de Minga, sintió que sus ideas eran valoradas y comenzó a darse cuenta de los problemas en su vida: finalmente entendió que no estaba bien que su pareja le dejara todo el trabajo en la casa cuando ambos tenían el mismo día de trabajo agotador en la granja, y que no era justo que las opiniones de las mujeres fueran dejadas de lado en las asambleas de la comunidad. También se dio cuenta que tenía el derecho de expresar sus preocupaciones con respecto a lo que estaba sucediendo en la comunidad en relación a la violencia doméstica. Al asistir a los talleres, Mari Luz aprendió a tomar el control de su vida y a tomar medidas para apoyar a su comunidad.

 

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Con el tiempo, Mari Luz ganó confianza y se convirtió en oradora en las asambleas de la comunidad. Usó ese espacio para hablar y concientizar sobre los problemas de violencia y alcohol existentes en la comunidad y les hizo saber a todos que eso no estaba bien. También habló sobre el valor del diálogo, cómo discutir y entender a los demás, y su importancia a la hora de llegar a acuerdos. Se necesitaba mucho valor para hablar así en público, pero Mari Luz estaba decidida a ayudar a las mujeres de su comunidad. Mari Luz nunca se arrepintió de expresar sus opiniones en un espacio público porque comenzó a ver cómo su comunidad cambiaba y la violencia doméstica desaparecía.

 

Mari Luz llevó esas mismas enseñanzas a su casa. Finalmente encontró la fuerza para pedirle a su marido que le ayudara con las tareas de la casa y, aunque al principio él se molestaba, poco a poco con la comunicación lograron llegar a acuerdos para hacerse cargo de los quehaceres juntos. Incluso convenció a su marido para que fuera también a los talleres de Minga, lo que le ayudó a entender a su esposa y a mejorar notablemente su relación.

 

Hoy en día, Mari Luz y su pareja han formado un vínculo más fuerte como familia. Su comunidad se ha convertido en un lugar agradable, donde pueden criar a sus hijos con facilidad.

 

“Me siento más tranquila ahora porque la violencia en mi comunidad ha disminuido, y mis hijos ya no están expuestos a ver a las parejas pelearse ahí fuera. Mi esposo y yo tenemos una mejor relación y compartimos tareas en casa. Es importante que los hombres vean que no sólo las mujeres tienen que hacer cosas en la cocina, sino también los hombres.”

 

Promotoras comunitarias, como Mari Luz, son mujeres que están creando un  impacto social en la Amazonía al participar activamente y asumir roles de liderazgo en sus propias comunidades.  Así como Mari Luz asesora a las mujeres de su comunidad, las promotoras comunitarias construyen sus propias redes de mujeres, donde comparten los temas que aprenden en los talleres de Minga.  Hasta la fecha, Minga ha logrado capacitar a más de 1.200 promotoras comunitarias.

 

 

Tú también puedes ayudar a que más mujeres amazónicas se empoderen y creen cambios duraderos en sus comunidades haciendo una donación a Minga Perú hoy.

 

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** Las donaciones en los Estados Unidos son deducibles de impuestos y pueden ser hechas a través del patrocinador fiscal de Minga Perú, The Resource Foundation.

 

 

Agradecemos a The Ashmore Foundation, Empower y a los Amigos de Minga Perú por su apoyo continuo.

 

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